Sea por edad, por estatus económico o porque le conocemos de hace mucho tiempo y le hemos hecho regalos de toda clase (joyas, ropa, libros, discos…), nos vemos en un aprieto porque queremos mostrar nuestro aprecio, pero no encontramos la forma.
Os vamos a echar una mano para que consigáis agasajar a esta persona sin problemas y para que os deis cuenta de que un poco de imaginación puede ser la clave para ayudar a encontrar el regalo perfecto.
El primer consejo que os damos es que regaléis tiempo. Sí, tal cual. Una de las cosas que menos tenemos es tiempo, ya que vivimos agobiados por el trabajo y los quehaceres diarios, que provocan que en ocasiones pasen las semanas sin pena ni gloria.
Por ello, podemos probar a regalar tiempo. Instantes de calidad con las personas a las que queremos. Para ello, bastará con hacer un vale para comer en un sitio especial y que ya esté pagado. O un masaje para dos. O incluso, una pequeña escapada de un día a un pueblo cercano, con todo organizado ya.
Seguro que es algo que hemos planteado alguna vez, ‘tenemos que comer aquí’, ‘deberíamos quedar y visitar este pueblo’, pero raramente lo ponemos en marcha. De esta manera, hacemos realidad lo que a todos nos apetece sin excusas.
El segundo consejo que os damos en materia de regalos a personas imposibles es que les regalemos recuerdos. Seguro que buceando en el ordenador puedes encontrar fotografías y vídeos de aquel viaje que hicisteis, de un cumpleaños antiguo o incluso, imágenes de cuando ibais al colegio o cuando comenzasteis la universidad.
Podemos hablar con amigos y familia para que nos den más material fotográfico y revelarlo todo en un gran álbum. Los vídeos los podemos recopilar en DVDs y ponerlos en el álbum con sus funditas.
Seguro que al homenajeado le emociona ver tantos recuerdos y tantas vivencias contigo recopiladas en un solo álbum. Es un regalo intemporal y precioso. Podemos incluir notitas, escribir anécdotas e incluso, añadir una carta personal dándole gracias por tantos años de amistad.
Un tercer regalo podría ser cumplir sus pequeños sueños. Seguro que la persona a la que vas a hacer un obsequio ha dicho en alguna ocasión ‘me gustaría hacer un curso de tenis’ o ‘qué envidia me da quien sabe cocinar tartas y dulces’.
Si conocemos a esta persona desde hace tiempo, podemos reflexionar y buscar algún curso o algún taller de algo que estemos seguros que quiere hacer y que se ajuste a sus necesidades de horario. Podemos pagarle la matrícula y una parte del curso o íntegro si tiene un precio asumible.
Así le estamos lanzando el mensaje de que queremos que cumpla con sus sueños, que no se vaya a la cama sin aprender algo nuevo, sin saber qué se siente al derribar nuestras propias barreras y limitaciones.[:]
